La nueva Ordenanza de Licencias y Declaraciones Responsables Urbanísticas de Madrid (OLDRUM), aprobada por el Pleno del Ayuntamiento el pasado 26 de abril, prometía ser más simple, ágil y con menos trabas burocráticas, y el hecho es que en sus tres meses de andadura se ha revelado como una medida eficiente, entre otras cosas, gracias a la implementación de la “licencia básica”.

Desde la web del consistorio aclaran que “se trata de una licencia que permite potenciar, activar y facilitar la actividad constructiva en las obras de nueva edificación. Este instrumento, además de dotar de agilidad al sistema, asegura un control adecuado de los aspectos edificatorios esenciales en su conjunto. La licencia permite a los particulares comenzar las obras en el plazo de un mes, mientras se validan los demás aspectos del proyecto en la licencia general. Funciona como una licencia inicial dentro del proceso general”.

La licencia básica reduce de manera exponencial los tiempos de espera requeridos por la corporación local para dar luz verde nuevos desarrollos. Y prueba de ello es la construcción en tan solo un mes de 200 viviendas.

En palabras de la vicealcaldesa Begoña Villacís, “el nuevo sistema permite que cualquier ciudadano pueda abrir su negocio o empiece a construir su casa en el plazo de un mes, frente a los dieciocho que se tardaba anteriormente”.

Si bien es cierto, aunque los tiempos administrativos para la concesión de licencias ya se han ido reduciendo considerablemente desde los años 2018-2019, cuando el tiempo medio era de 214 días, mientras que en 2021-2022 se logró bajar a 111, en este nuevo contexto, se pretende que los proyectos queden autorizados en una media de 30 días.

Esta nueva ordenanza no solo tiene efectos positivos a nivel de tiempos sino también a nivel económico ya que al reducirse los tiempos de espera se reduce también el encarecimiento asociado, ya que como explica el delegado de Desarrollo Urbano, Mariano Fuentes, estas demoras “actuaban como una tasa invisible, demorando y encareciendo las obras, hasta el punto de que el precio final de la obra se disparaba un 3%”.

Añade además el delegado, que la ordenanza de licencias “es una pequeña gran revolución, la primera vez que apostamos por simplificar la normativa en vez de complejizarla, por adaptarnos a los tiempos de manera proactiva en lugar de esperar a que sea inevitable, por estar al lado y no enfrente de los ciudadanos”.

Hasta ahora eran dos las ordenanzas que regulaban las licencias: la Ordenanza Municipal de Tramitación de Licencias Urbanísticas (OMTLU, 2004), referida sobre todo a la edificación, y la Ordenanza para la Apertura de Actividades Económicas (OAAE, 2014), centrada en la implantación de actividades económicas. Sin embargo, en la práctica se había puesto de manifiesto la necesidad de unificar estas normas en una única para dar un criterio homogéneo y mejorar la coordinación de los servicios municipales.

La nueva norma tiene 83 artículos, un 40% menos que las dos anteriores y se basa en los principios de simplificación y eficacia, adapta los tiempos de la administración a los de la sociedad, mejora la disciplina urbanística, reduce trámites e incorpora novedades que mejorarán el funcionamiento de la ciudad.

Fuente: https://www.madrid.es/

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